Los Muertos también bailan en Carnavales  

Por: Marco Antonio Flores Peca (*)

En el calendario andino, se hace visible la relación opuesta y complementaria entre la celebración de Todosantos y el Carnaval, pues según la cosmovisión andina, el hombre se compone de tres energías vitales, a saber: el ajayu o alma, el saqapa o ánimo y el qamasa o coraje. Al morir la persona estas energías ingresan en el mundo espiritual subterraneo o Ukhu Pacha, desde donde seguirán manteniendo relaciones reciprocas con los vivos.

Según Javier Flores: “La cosecha culminación del ciclo agrícola, no puede ser entendida en los andes sin la relación que tiene con la otra gran fiesta ritual que es Todosantos. Este es el momento en el que los muertos llegan y se quedan en el subsuelo para ayudar a germinar los productos agrícolas.” (2001, p.12.). Es decir que en Todosantos los muertos llegan trayendo la lluvia e ingresando en el subsuelo a manera de abono que fertiliza los campos y fecunda las inertes semillas, posibilitando una abundante cosecha en el mes de febrero. El Cronista indígena Guamán Poma de Ayala (1936) denomina el mes de febrero como hatun pucuy o gran cosecha, pues es un tiempo en el que inicia el recojo de los alimentos de la tierra dando lugar a grandes celebraciones. Además hay que mencionar que la celebración del carnaval tiene lugar en la época de  lluvias o “jallu pacha”  por lo que se debe de interpretar instrumentos musicales del tiempo de lluvias. Para Baumann (1996) las flautas charkas, los pinkillos/pincollos, mocheños/aymaras, ch’utus, tokurus y las tarkas/anatas, son tradicionalmente interpretadas en la estación de lluvias, y se encuentran asociados con las lluvias y la fertilidad.

Un Ayni con los muertos

En las celebraciones de carnaval se realizan varios rituales y ofrendas de reciprocidad con los muertos, por ejemplo, en la comunidad de Utacalla del municipio de Tinquipaya se pudo constatar que el día anterior a la gran celebración del Marka Pacha (Tiempo de la tierra) del martes de carnaval, la comunidad en su conjunto visita los cementerios para esperar la llegada de sus seres queridos, decorando las tumbas con flores, dejando alimentos y en especial los tradicionales t’anta pillos que son panes pequeños ensartados con lana formando una especie de collar de panes. Cabe mencionar que estos mismos collares elaborados con panes y otros productos agrícolas, también son otorgados a los pasantes y las autoridades de la comunidad durante los festejos del martes de carnaval. El martes de carnaval las autoridades y la comunidad arrancan a tirones  algunas plantas más sus frutos de las chacras, estos manojos de plantas de maíz, papa, haba, etc. son denominados como paq’uma y son depositados en medio del patio de la casa del pasante motivando a las ch’allas rituales.

En el municipio de Ocuri, las personas que perdieron a un ser querido realizan el armado de una tumba en carnavales, disponiendo en la misma grandes panes redondos adornados con flores, una serie de alimentos y bebidas; todo el altar se encuentra decorado con serpentinas, globos y mixtura. A diferencia de las tumbas de Todosantos no se tiene la presencia de las t’anta wawas, sino que la familia doliente arma una especie de muñeco que es vestido con la ropa tradicional del difunto. El lunes de carnaval la población y las comunidades circundantes visitan estas tumbas con su ropa de fiesta e interpretando los pinquillos y los charangos. Después de haber presentado los respetos a los familiares y elevado las oraciones al difunto, el cabecilla del grupo se carga una lliqlla con la ropa o el muñeco que representa al difunto para que este pueda bailar, y disfrutar de la alegría de los carnavales. Al ser el carnaval un tiempo en el que se rompe el orden natural de las cosas, es común que durante estas celebraciones algunos hombres se vistan de mujeres. 

El ultimo carnaval de los muertos

Algo similar ocurre en Macha, según Victoria López Romero el lunes de carnaval las familias que perdieron a un ser querido arman en sus patios un altar funerario adornado con plantas de habas, choclo y papa, banderas blancas, serpentina, globos, y rosquetes de masa grande denominados como t’anta pillos, en medio del altar se encuentra sentado una persona que representa al difunto y por lo cual usa la ropa más representativa del difunto; en especial el poncho y el sombrero. Poco a poco las personas ingresan a visitar las casas saludando al difunto por su nombre y presentando los respetos a la familia doliente. El hondero, quien es la persona encargada de atender a los visitantes, entrega a los mismos una warq’a u honda y un confite grande para que puedan hondear al difunto. Algunos conocidos llevan pillos que van depositando sobre el sombrero del difunto o bien en el altar. Los visitantes son atendidos con chicha, cocteles y alimentos como el lechón o la fritanga.

Al atardecer, la persona que personifica al difunto reúne a la familia doliente y se despide de ellos dándoles las últimas recomendaciones. Según comenta Ceverino Arce Arratia “a ratos a la persona que representa al muerto se le sale la misma voz y las misma forma de hablar que el difunto” por lo que esta despedida resulta ser muy triste y emotiva. Luego la persona que representa al difunto sale de la casa mientras la familia doliente permanece adentro, esta persona se monta a una mula y pasea por las calles acompañado por un grupo de músicos que van detrás del jinete interpretando las flautas, la caja y los charangos. El primer jinete se dirige a la siguiente casa a recoger a otra persona que representa a un muerto, y así sucesivamente hasta que se llegue a formar una gran comparsa de difuntos; los que pasean por los mismos lugares donde anduvieron en vida. La comunidad reunida en la plaza, saluda a los muertos emotivamente, comparten chicha con ellos y se regocijan con su paso. Ya al anochecer los jinetes retornan a la casa de los dolientes, se quitan la ropa del difunto y son agasajados por haber sido parte del último carnaval de los muertos. 

 (*) Marco Antonio Flores Peca es socio de número de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP).

Nota de Apoyo:

Bibliografía

Baumann, Max P. (1996). Andean Music, Symbolic Dualism and Cosmology. Cosmología y Música en los Andes. Alemania: Bibliotheca Ibero-Americana.

Guamán,  Poma de Ayala, Felipe (1936 -1992) El primer Crónica y Buen Gobierno. México: 

Siglo XXI.

Romero, Flores Javier (Enero de 2001) El Carnaval de Oruro Espacios sociales, apropiaciones y alternativas. Revista fundación cultural del Banco Central de Bolivia, Nº14.

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